Cada vez que se habla de reforma tributaria en nuestro país, no puedo
evitar pensar en don Alfredo González Flores y en el golpe de estado
que sus afanes reformistas, las suyas eran reformas con sentido social, le
acarrearon. No había ambiente para sus reformas en ese entonces,
principios del siglo XX, los sectores que veían sus intereses afectados
con esas reformas eran política y económicamente muy influyentes.
Recientemente, cuando todavía era presidente Oscar Arias, le oí decir
varias veces que se abstuvo de enviar una reforma tributaria a la asamblea
legislativa porque los libertarios le advirtieron que perdería su tiempo si lo
hacía, dado que ellos la iban a rechazar ad portas.
Ahora que la negociación de los rectores con el gobierno de doña Laura
supedita el finaciamiento del FEES, en parte, a que se apruebe una
reforma tributaria, negociación que se nos presenta como un gran logro
de ambas partes, uno se pregunta si es que los tiempos han cambiado
tanto, pensemos en lo sucedido en Honduras con las reformas
pretendidas por Manuel Zelaya, que Costa Rica ya está preparada para
una reforma tributaria, me refiero, claro está, a una reforma con sentido
social y no a un paquete de impuestos, regresivos los más, como tantos
que hemos sufrido.
José Rubí
Escuela de Filosofía
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